(Psssst… escucha o lee lo que prefieras 😝)
Imagina estar en medio de una guerra, donde cada decisión que tomas podría cambiar el destino de millones. Esa era la realidad para Winston Churchill, durante la Segunda Guerra Mundial.
Pero, a pesar de la presión constante, había algo inusual en su rutina diaria. Mientras otros se dejaban llevar por la ansiedad, él se tomaba un tiempo para desconectarse, un lujo que muchos consideran casi impensable en tiempos de crisis.
Hoy, enfrentamos nuestros propios desafíos, porque seguro que en algún momento:
Te has sentido abrumado por el trabajo, las responsabilidades y el ritmo frenético de la vida
A veces, parece que el éxito requiere estar siempre ocupado, pero ¿y si te dijera que hay otra manera?
¿Qué hacía Churchill que le permitía mantener la calma y la claridad en medio del caos? La respuesta puede sorprenderte.👇
Te lo cuento así:
😲 Te cuento el arma secreta de Churchill para tomar decisiones exitosas.
🤐 Un secreto bien guardado: la pausa de la doble vuelta.
🎙 Recuerda: esta cápsula viene en audio y texto, tú decides si prefieres escuchar o leer (el contenido será el mismo)
Lo que Churchill sabía y tú necesitas...
Hace unos años, leí algo que me dejó pensando: Winston Churchill, en plena Segunda Guerra Mundial, en medio del caos y la incertidumbre global, se tomaba siestas de 20 minutos todos los días. Sí, 20 minutos en medio de una guerra. Se echaba una cabezada después del almuerzo, y llamaba a este ritual su “arma secreta”. ¿Raro, verdad? Pero, ¿quién se atrevería a decir que no fue efectivo? Esa desconexión diaria le permitió mantener la mente afilada y tomar decisiones cruciales que cambiaron el rumbo de la historia.
Pero, ¿por qué el mundo dependía de las decisiones de Churchill? Porque, como primer ministro del Reino Unido, él fue una de las figuras clave que lideraron la resistencia contra la Alemania nazi. En esos momentos críticos, sus decisiones no solo influían en el futuro de su país, sino en el destino del mundo. Su liderazgo inquebrantable y claridad mental bajo presión fueron vitales para mantener la moral de las fuerzas aliadas y marcar la estrategia que finalmente llevaría a la victoria.
¿Y tú? Seguramente no estás liderando una guerra mundial, o un ejército, pero sí tienes tus propias batallas diarias, y necesitas la misma claridad mental. No puedes ser productivo si no priorizas tu bienestar, y eso incluye, por supuesto, las pausas diarias.
Cuando no priorizas tus pausas, cuando no das espacio a tu mente para desconectar, empiezas a pagar un precio muy alto.
💡 La ciencia lo confirma: nuestro cerebro necesita descanso para funcionar de manera óptima. Estudios neurocientíficos muestran que la privación de sueño y la falta de pausas reducen la actividad en la corteza prefrontal, que es clave para la toma de decisiones, el control de impulsos y la resolución de problemas. Además, la falta de descanso disminuye la capacidad de generar nuevas ideas, ya que el cerebro no tiene tiempo suficiente para procesar y consolidar la información.
Cuando no descansamos, nuestras conexiones neuronales se fatigan y los niveles de cortisol (la hormona del estrés) se elevan, lo que genera una respuesta más lenta y menos clara ante los desafíos. Las tareas que antes parecían fáciles se vuelven más complicadas porque el cerebro, al no haber descansado, pierde agilidad cognitiva y flexibilidad mental. Lo peor es que esta fatiga mental muchas veces pasa desapercibida hasta que ya ha afectado significativamente nuestro rendimiento y bienestar.
Así que descansar no es solo una pausa física, es un requisito fundamental para mantener el cerebro en su máximo rendimiento y evitar errores por fatiga
Creemos que el éxito depende de hacer más, pero en realidad, la falta de descanso está destruyendo tu capacidad de crecer, ser eficiente y, sobre todo, sentirte bien mientras lo haces.
Recuerda: no priorizar las pausas, es no priorizarte a ti mismo.
Desde la tranquilidad las cosas salen bien
🤐 Un secreto bien guardado: La pausa de la "doble vuelta"
Al igual que Churchill usaba las siestas para recuperarse, tú puedes usar una técnica rápida y sencilla que te comparto aquí 👇
¿Qué es? Toma una pausa de 10 minutos: 5 minutos caminando o alejándote de lo que estás haciendo, y 5 minutos dedicados a una tarea simple (como organizar tu escritorio o regar una planta).
¿Por qué funciona? Cuando cambias brevemente de actividad, tu cerebro se desconecta de la tarea que lo estaba sobrecargando y se reactiva en otras áreas.
💆♀️ Al regresar, notarás que las ideas fluyen y tu nivel de enfoque mejora significativamente.
¿Te suena familiar?
Hoy, quizás, llevas horas intentando resolver un problema, pero te distraes con cada notificación o te cuesta encontrar la solución. ¿Por qué? Porque no te has dado una pausa para oxigenar el cerebro. Imagina lo que podría pasar si te permitieras una pequeña siesta mental, como lo hacía Churchill.
✨Adivina adivinador y chao chao.
Juguemos un rato 😝 ¿Estuviste atento? Vamos a ver…
¡Haz clic en la respuesta correcta y demuestra que estabas prestando atención!
Chao, Chao… 🤗 Un abrazo digital para ti por llegar hasta aquí.
¡Nos leemos el próximo miércoles! Mientras tanto:
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Qué buena la historia de Churchill. No la conocía pero sí sabía el poder oxigenador de las siestas.
La verdad es que yo no soy capaz de echar siestas más allá de algún fin de semana pero lo que sí hago es tratar de desconectar porque efectivamente es un gran truco para despejar la mente.
Me ha molado el truco de ordenar el escritorio o cualquier otra tarea para romper el ritmo. Lo probaré esta semana ;)
A mí la siesta no me va bien, porque me amodorra. Solo si estoy muy cansada, dejo que la siesta se eche sobre mí y me dejo llevar. Si mi cuerpo lo necesita, no se lo voy a negar. Sin embargo, sí que tengo un medio para descansar la mente: leer después de comer, 20 o 30 minutos. Mis hijos también lo hacen. Al menos, así, el que se echa la siesta sabe que disfruta de ese ratito de paz y silencio. En esencia, es casi lo mismo: parar y desconectar para descansar.